Un hombre que ha perdido completamente la memoria debe reiniciar su vida
en una zona marginal, junto a seres humanos apartados de la sociedad.
Un hombre sin pasado (2002), título temático de esta película finlandesa, hace referencia a la
situación en la que se encuentra el personaje al verse desprovisto de
sus recuerdos e incapaz de recordar su pasado. Bajo los ojos de una
sociedad consumista y materialista, M no existe, es un cero a la
izquierda, un parásito. Sin documentación y sin recuerdos no es nada. La
temática de la película, por tanto, consiste en la privación de la
memoria con motivo de superar los prejuicios sociales, y la necesidad de
rechazar una forma de vida basada en los preceptos establecidos por la
sociedad contemporánea.
Aki Kaurismaki es un director inconformista, y entre sus características más destacadas se
encuentra el hecho de oponerse a las formas clásicas del cine nórdico y
rechazar los efectos de la puesta en escena, apostando por una economía
de la expresión. Por lo general, sus personajes protagonistas son
distantes, inertes, carentes de sentimientos, y si los tienen son
interiorizados.
En cambio los secundarios de algunas de sus películas poseen una viveza
poco comunes. Otra de las
constantes del director finlandés es el humor frío que contrasta con la
desesperación de los personajes y lo desgarrador de sus historias.
Esta película consiguió el Gran Premio del Jurado y el Premio a la Mejor Interpretación Femenina (Kati Outinen) en el Festival de Cine de Cannes (2002), así como el de la Fipresci en el Festival de Cine de San Sebastián (2002). Nominada al Oscar a la Mejor Película no inglesa y siete nominaciones a los Premios del Cine Europeo.
Una pequeña joya del cine finlandés exótico, uno de los cantos más
entrañables que ha recibido el mundo de los desheredados en una película inclasificable.
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