The ties that bind (The River collectión). Hay una grandeza más allá de lo musical en Bruce Springsteen. Cristalizó por completo en 1980 con la edición de The River.
Se trata de esa mirada auténtica hacia la clase proletaria que nada
tiene que ver con el punto de vista del burgués ilustrado con conciencia
social. No, aquí se trata de algo propio. Como el hombre hecho a sí
mismo que no quiere desprenderse de sus raíces, Springsteen dedicó su mejor obra a ese mundo, tratando a sus protagonistas como héroes.
Con sus grandezas y sus miserias, The River
acoge a una sucesión de historias extraordinariamente normales.
Matrimonios derivados de embarazos no deseados que malviven en los
suburbios (The River); padres que se empeñan en que su hijo no pase por sus penurias (Independence Day); chicos que son sospechosos en las tiendas (You Can Look But You Better Not Touch); mujeres a las que se les arruga la vida sin remisión (Point Black); o maridos enamorados hasta el infinito (Drive All Night).
Springsteen canta a todos ellos,
elevándolos a personajes de película. Les dice: «Yo sé lo que es eso».
Con mirada honrada, músculo obrero y garganta rota. Dando drama, alegría
y encogimiento. Creando un disco monumental: el de un rocker de una nueva generación que ya era capaz de fundir el latido primigenio del rock con la lírica del folk y la garra del soul. Respeto máximo. No había aquí intención de innovar o transgredir con lo anterior. Sí de expresarse. A lo grande.
Antes del The River que todos conocemos, hubo otro previo grabado en 1979. Es The River: single album. Lo recoge la carpeta The Ties That Bind: The River Collection,
esta monumental compilación compuesta de cuatro cedés y tres deuvedés.
Se podría decir que ahí se encuentra, en versión sencilla, la estructura
del doble álbum de 1980. Springsteen lo desechó en su
día. Consideraba que carecía de unidad para una obra compacta. Siete de
esos temas terminaron luego revisados en The River. El resto quedaron apartados. En varios de ellos se detecta una clara vena power-pop.
Pero además de esas piezas, en la caja se incluyen
las sesiones completas de la grabación de 1979 y 1980, muchas totalmente
inéditas. Dan fe del estado creativo que atravesaba el Boss.
El festín sigue con un amplísimo apartado audiovisual, en el que
destaca la filmación de un concierto en Tampa en 1980. Y concluye con un
libreto de 148 páginas con fotos inéditas, textos explicativos y todo
lujo de detalles.
The ties that bind (The river collectión) es la revisión que hace Bruce de la obra que lo convirtió en un mito de la música.
The ties that bind (The river collectión) es la revisión que hace Bruce de la obra que lo convirtió en un mito de la música.
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