viernes, 5 de febrero de 2021

 Música y Cine (La cara oculta) 

Nadie ha destrozado jamás su guitarra eléctrica con tanto estilo como Pete Townshend. Más que nada porque para eso fue el pionero en el rudo arte de la destrucción de este instrumento allá por el verano de 1964, cuando The Who se llamaban todavía The High Numbers. Este simbólico gesto de rabiosa autoafirmación, en cualquier caso, no fue premeditado, sino que fue por accidente debido a las reducidas dimensiones del escenario del pub Railway Tavern, en el norte de Londres. Con su considerable estatura, Pete golpeó involuntariamente su Rickenbacker contra el techo y, al ver que había quedado severamente dañada, decidió acabar la faena para jolgorio del público. "Algunos soltaron una risita y pensé: 'Joder, está rota, así que mejor terminar con la cosa", rememoró Townshend en 2004 para Rolling Stone.

Tanto impacto tuvo este inesperado afán devastador del guitarrista británico, que por aquel entonces tenía 19 años, que en la siguiente actuación del grupo en el mismo lugar se quedaron fuera decenas de personas que habían acudido gracias al boca a boca. Pete no sabía entonces que era el primero en romper una guitarra eléctrica en un escenario, por lo que, desconcertado ante el aumento de asistencia para ver su numerito, optó por contenerse en aquella segunda ocasión. Pero no hubo problema, el autodestructivo batería Keith Moon fue quien decidió arrasar su batería para contentar al personal. A partir de aquel verano, la destrucción de instrumentos se convirtió en un elemento básico en las presentaciones en vivo de The Who, como explica Townshend en sus memorias: "La destrucción es arte si se sintoniza con música". (Fuente: El País).


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