Wilbur intenta suicidarse, pero no lo consigue. A pesar de su singular
magnetismo, especialmente con las mujeres, su ingenio y encanto, no
consigue liberarse de su pesimismo. Harbour, su hermano menor, es, en
cambio, un optimista irreductible que se ha propuesto hacer feliz a
Wilbur. Los dos hermanos viven en Glasgow y regentan una destartalada
librería que han heredado de su padre.
En Wilbur se quiere suicidar (2002) estamos frente a una historia sencilla, tierna, divertida y trágica
al mismo tiempo, una historia sobre personajes cercanos,
vivencias cercanas, anhelos y frustaciones cotidianas de
nuestro tiempo. Sin duda, el éxito de que la película llegue a
buen puerto, es la mano de Lone Scherfig (Italiano para principiantes) tras la cámara, su
mirada a veces corrosiva, a veces llana, consigue transmitir
el tono y el ritmo adecuados a la historia, mezclándose con
inteligencia el humor y el drama, porque aunque la película habla (y
mucho) de la soledad, la infelicidad, el suicidio y la muerte,
consigue que incluso en ocasiones resulte divertido,
adoptando un punto de vista donde el humor negro, pero
elegante, toma la batuta.
Fue rodada a partir de febrero de 2002 en Glasgow y en los estudios Filmbyen de Copenhague con un presupuesto de cuatro millones de dólares. La película tuvo muy buena acogida de la crítica y obtuvo tres premios en 2002 y 2003 para su protagonista Jamie Sives (Chernobyl)
como mejor actor en el Festival de Valladolid y Premios del Cine
Europeo, en el Festival de Hamptons ganó el premio como mejor película
internacional (2003).
A pesar de su título, es una cálida comedia humana, una película que apela al corazón sin insultar a la mente.
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