viernes, 11 de noviembre de 2022

Películas (Una mirada diferente al cine) 

Wilbur intenta suicidarse, pero no lo consigue. A pesar de su singular magnetismo, especialmente con las mujeres, su ingenio y encanto, no consigue liberarse de su pesimismo. Harbour, su hermano menor, es, en cambio, un optimista irreductible que se ha propuesto hacer feliz a Wilbur. Los dos hermanos viven en Glasgow y regentan una destartalada librería que han heredado de su padre.
En Wilbur se quiere suicidar (2002) estamos frente a una historia sencilla, tierna, divertida y trágica al mismo tiempo, una historia sobre personajes cercanos, vivencias cercanas, anhelos y frustaciones cotidianas de nuestro tiempo. Sin duda, el éxito de que la película llegue a buen puerto, es la mano de Lone Scherfig (Italiano para principiantes) tras la cámara, su mirada a veces corrosiva, a veces llana, consigue transmitir el tono y el ritmo adecuados a la historia, mezclándose con inteligencia el humor y el drama, porque aunque la película habla (y mucho) de la soledad, la infelicidad, el suicidio y la muerte, consigue que incluso en ocasiones resulte divertido, adoptando un punto de vista donde el humor negro, pero elegante, toma la batuta. 
Fue rodada a partir de febrero de 2002 en Glasgow y en los estudios Filmbyen de Copenhague con un presupuesto de cuatro millones de dólares. La película tuvo muy buena acogida de la crítica y obtuvo tres premios en 2002 y 2003 para su protagonista Jamie Sives (Chernobyl) como mejor actor en el Festival de Valladolid y Premios del Cine Europeo, en el Festival de Hamptons ganó el premio como mejor película internacional (2003).
A pesar de su título, es una cálida comedia humana, una película que apela al corazón sin insultar a la mente.


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