El pasado 8 de septiembre vió la luz el primer álbum en vivo, previamente inédito, de la banda inglesa Queen. Grabado en 1974, Live at the Rainbow emerge finalmente después de una espera de 40 años.
El domingo 31 de marzo de 1974 fué una fecha emblemática en la historia
de la música rock. Ahora es celebrada en un lanzamiento multi-formato de
un raro registro, realizado en el legendario local londinense The
Rainbow, de un concierto por una entonces emergente banda llamada Queen.
Pocos entre los que asistieron a esa actuación icónica podrían haber
predicho que iban a llegar a convertirse en lo que podría decirse es el
mejor y más exitoso grupo de rock del mundo, aunque muchos más deben
haberlo sospechado después de este espectáculo impactante.
Entre el material único contenido en este lanzamiento hay más de una docena de pistas nunca editadas anteriormente en un álbum en vivo oficial de Queen. El lanzamiento salió en formatos CD, LP, DVD y Blu-ray en definición estándar así como en formatos digitales.
Este concierto marcó la culminación de la gira nacional de la banda, su primera como artista de cabecera, pisándole los talones a una gira como teloneros de Mott The Hoople a finales de 1973, en la que fueron ampliamente considerados como que le dinamitaron el escenario a la banda principal. Queen obtuvo la alabanza de la crítica, algo prácticamente inaudito para una banda soporte.
Apenas antes del recital de marzo en el Rainbow, Queen interpretó su nuevo single Seven Seas Of Rhye en el programa musical Top Of The Pops de la TV del Reino Unido. Esta actuación fué un golpe de suerte (suplantaron a un ausente David Bowie, quien no estaba disponible) y la banda lo aprovechó al máximo, presentando una actuación excitante que empujó la canción hacia los 10 Principales.
Aunque el grupo tenía ahora un primer single de éxito en su haber, y el segundo álbum
Queen II acababa de lanzarse ante el aplauso de la crítica, muchos sentían que tocar en The Rainbow era demasiado ambicioso. Era el local londinense por excelencia de la época, a la par del Palladium de Los Angeles y del Fillmore East de Nueva York. Pero la banda había hecho sus deberes, luchando a brazo partido en clubes y auditorios universitarios durante cuatro años, y jamás dudando de su propio potencial. La confianza de la banda fue justificada cuando el local agotó rápidamente la capacidad de más de 3000 localidades ¡con algunos admiradores pagando tanto como 1,20 libras por una entrada!
La actuación de Queen fué espectacular desde el segundo en que Freddie Mercury brincó sobre el escenario en su traje de águila blanco, una prenda ajustadísima hecha para él por la célebre diseñadora de modas Zandra Rhodes, que presentaba mangas murciélago con vuelo. Él posaba y se pavoneaba, capturando a la audiencia en segundos con su presencia escénica y su voz extraordinaria, mientras Brian May ponía el contrapunto con su forma de tocar la guitarra pionera y notable. El potente ‘cuarto de máquinas’ -como les gustaba llamarlo- del baterista Roger Taylor y del bajista John Deacon completaba un sonido distinto a cualquier otro que hubieran oído previamente las audiencias británicas. Los aficionados cautivados aplaudían y vibraban, y le dieron a la banda una ovación de pie.
Ese espectáculo electrizante fue grabado por Roy Thomas Baker, co-productor de los primeros cuatro álbumes de estudio de Queen, y se programó para ser el tercer álbum de la banda (y álbum en vivo debut): un lanzamiento definitorio en su carrera. Destinado a ser un registro que capturaba la magia de una banda en vivo, Queen: Live at the Rainbow ’74 hubiera sido sin dudas un gran éxito. Pero el feroz impulso creativo de Queen produjo una pila de nuevas canciones que rogaban ser grabadas y, en lugar de lanzar el álbum en vivo, la banda entró al estudio para grabar lo que llegaría a ser el álbum que les abrió el camino en 1974, Sheer Heart Attack. Como resultado de esto, el ya finalizado álbum en vivo en Rainbow fué metido en un cajón y relegado a los archivos.
Ahora, 40 años después, Queen: Live at the Rainbow ’74 ha surgido de los archivos, proporcionando un registro de superestrellas emergentes demostrando su talento.
Estas grabaciones capturan en toda su gloria a Queen en esa época: la presencia escénica dramática, el repertorio altamente original de su autoría, actuaciones de alta energía acopladas a impactante contenido melódico y armónico, y un acercamiento perfeccionista intransigente a cada aspecto de su presentación, que es aún mantenido hasta el día de hoy.
Entre el material único contenido en este lanzamiento hay más de una docena de pistas nunca editadas anteriormente en un álbum en vivo oficial de Queen. El lanzamiento salió en formatos CD, LP, DVD y Blu-ray en definición estándar así como en formatos digitales.
Este concierto marcó la culminación de la gira nacional de la banda, su primera como artista de cabecera, pisándole los talones a una gira como teloneros de Mott The Hoople a finales de 1973, en la que fueron ampliamente considerados como que le dinamitaron el escenario a la banda principal. Queen obtuvo la alabanza de la crítica, algo prácticamente inaudito para una banda soporte.
Apenas antes del recital de marzo en el Rainbow, Queen interpretó su nuevo single Seven Seas Of Rhye en el programa musical Top Of The Pops de la TV del Reino Unido. Esta actuación fué un golpe de suerte (suplantaron a un ausente David Bowie, quien no estaba disponible) y la banda lo aprovechó al máximo, presentando una actuación excitante que empujó la canción hacia los 10 Principales.
Aunque el grupo tenía ahora un primer single de éxito en su haber, y el segundo álbum
Queen II acababa de lanzarse ante el aplauso de la crítica, muchos sentían que tocar en The Rainbow era demasiado ambicioso. Era el local londinense por excelencia de la época, a la par del Palladium de Los Angeles y del Fillmore East de Nueva York. Pero la banda había hecho sus deberes, luchando a brazo partido en clubes y auditorios universitarios durante cuatro años, y jamás dudando de su propio potencial. La confianza de la banda fue justificada cuando el local agotó rápidamente la capacidad de más de 3000 localidades ¡con algunos admiradores pagando tanto como 1,20 libras por una entrada!
La actuación de Queen fué espectacular desde el segundo en que Freddie Mercury brincó sobre el escenario en su traje de águila blanco, una prenda ajustadísima hecha para él por la célebre diseñadora de modas Zandra Rhodes, que presentaba mangas murciélago con vuelo. Él posaba y se pavoneaba, capturando a la audiencia en segundos con su presencia escénica y su voz extraordinaria, mientras Brian May ponía el contrapunto con su forma de tocar la guitarra pionera y notable. El potente ‘cuarto de máquinas’ -como les gustaba llamarlo- del baterista Roger Taylor y del bajista John Deacon completaba un sonido distinto a cualquier otro que hubieran oído previamente las audiencias británicas. Los aficionados cautivados aplaudían y vibraban, y le dieron a la banda una ovación de pie.
Ese espectáculo electrizante fue grabado por Roy Thomas Baker, co-productor de los primeros cuatro álbumes de estudio de Queen, y se programó para ser el tercer álbum de la banda (y álbum en vivo debut): un lanzamiento definitorio en su carrera. Destinado a ser un registro que capturaba la magia de una banda en vivo, Queen: Live at the Rainbow ’74 hubiera sido sin dudas un gran éxito. Pero el feroz impulso creativo de Queen produjo una pila de nuevas canciones que rogaban ser grabadas y, en lugar de lanzar el álbum en vivo, la banda entró al estudio para grabar lo que llegaría a ser el álbum que les abrió el camino en 1974, Sheer Heart Attack. Como resultado de esto, el ya finalizado álbum en vivo en Rainbow fué metido en un cajón y relegado a los archivos.
Ahora, 40 años después, Queen: Live at the Rainbow ’74 ha surgido de los archivos, proporcionando un registro de superestrellas emergentes demostrando su talento.
Estas grabaciones capturan en toda su gloria a Queen en esa época: la presencia escénica dramática, el repertorio altamente original de su autoría, actuaciones de alta energía acopladas a impactante contenido melódico y armónico, y un acercamiento perfeccionista intransigente a cada aspecto de su presentación, que es aún mantenido hasta el día de hoy.
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