Bob Dylan en 1986 era un artista con ganas de hacer ruido. El tour europeo y por Australia con Tom Petty y los Heartbreakers fué agotador y no perdió fuerza en ninguno de sus conciertos. Sus
introducciones de armónica son tan imprevisibles como emocionantes, y se percibe que tema a
tema, la banda trata de adaptarse a su ánimo, y en ese proceso, surge la
emoción. Un buen
resumen en imágenes de la libertad
de este periodo dylaniano, nunca suficientemente valorado, es la versión de
"Knockin´on heaven´s door" del video Hard to handle, editado en los 80, y que
también podemos ver en el documental "Runnin´down a dream" dedicado a Tom Petty. Inolvidable la imagen de esa intro de armónica y ese momento en que Dylan, con un gesto del
brazo mientras toca, frena a la banda para que le dejen unos segundos más, para que fluya la emoción, para fabricar momentos que son sueños; luego
la banda arranca y todo se desborda. Posteriormente se hizo público que durante esta gira Dylan se replanteó el futuro de su carrera, y que en
concreto, mientras tocaba una de las canciones en la fecha de Locarno, sintió
que lo que hacía ya no tenía sentido, y que cualquier tipo de conexión con el
público ya se había perdido.
Afortunadamente Dylan siguió recorriendo, con su voz y su guitarra, los intrincados caminos de la música folk-rock.
Afortunadamente Dylan siguió recorriendo, con su voz y su guitarra, los intrincados caminos de la música folk-rock.
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