Hello Goodbye (No podemos olvidar)
En 1972 David Bowie se volvió Ziggy, El Padrino llegó a los cines,Chuck Berry se unió a John Lennon y a una desafinada Yoko Ono en una presentación en vivo en televisión, unos terroristas asesinaron a
un grupo de atletas en los Juegos Olímpicos de Munich, un avión se
estrelló en los Andes y los sobrevivientes se vieron obligados a
recurrir al canibalismo para sobrevivir y Lou Reed lanzó Transformer, uno de los álbumes más influyentes del rock y su trampolín para pasar de la oscuridad del underground a la luz de los músicos de culto.
Pero hablar de Transformer es también hablar de Bowie, que en
pleno goce del éxito de sus geniales y excéntricos Spiders From Mars
aceptó producir el nuevo intento discográfico de Reed. Para la tarea se
llevó a Mick Ronson (su guitarrista estrella por entonces), logrando así
lo que para muchos representa uno de los mejores discos de la década
de los setenta. Transformer es un álbum de glam rock, sí, pero no
cualquiera: las guitarras, los coros y hasta los vientos se cruzan con
las letras salvajes de un Reed que no había cumplido los treinta años.
Esa mezcla en mucho se vincula con la notable producción de Bowie.
"Perfect Day",
"Vicious",
"Walk on the
Wild Side",
"Satellite of
Love" y "Wagon
Wheel" son las
canciones insignia de Transformer.
Drogas, personas transgénero, sexo, prostitución, situaciones
cotidianas, son los temas que desarrolla Lou a lo largo de los 11
temas que tiene este disco. Temas controversiales (en su época) que
lo consolidaron como un músico fuera de lo común.
La historia pone todo en su lugar y
ya lo hizo con Lou
Reed y Transformer,
el álbum que posiblemente salvó su carrera y lo convirtió en una
leyenda de culto. Lo pueden encontrar en las listas de los mejores
álbumes del rock en medios como Rolling
Stone, NME,
The Guardian
y muchos más. A 50 años de su lanzamiento, vale la pena volverlo a
escuchar o conocerlo por primera vez.
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