domingo, 7 de noviembre de 2021

Música y Cine (La cara oculta) 

Un viaje gallego al corazón roto del sueño americano. Esta es la sorprendente historia de dos gallegos emigrantes y descendientes de emigrantes que jugaron en el universo norteamericano un papel tan relevante como desconocido. Estuvieron en el epicentro de aquellos convulsos años 60.

Richard Fariña, padrino de Dylan, y Jerry García, patriarca de la psicodelia

"De no haber muerto tan enseguida, se lo habría puesto difícil a Dylan", dijo Joan Baez del poeta y cantante folk neoyorquino de origen gallego Richard Fariña, el malogrado artista que dio al autor de Like a rolling stone, con quien mantuvo una gran amistad, la oportunidad de tocar por primera vez en 1961 en el mítico The Troubadour en el Greenwich Village, donde Fariña era ya un valor sólido del movimiento contracultural que sacudía los Estados Unidos.

"De no haber muerto tan enseguida, se lo habría puesto difícil a Dylan", dijo Joan Baez del poeta y cantante folk neoyorquino de origen gallego Richard Fariña, el malogrado artista que dio al autor de Like a rolling stone, con quien mantuvo una gran amistad, la oportunidad de tocar por primera vez en 1961 en el mítico The Troubadour en el Greenwich Village, donde Fariña era ya un valor sólido del movimiento contracultural que sacudía los Estados Unidos.

Hijo de padre gallego emigrado a Cuba y madre irlandesa, Fariña nació en Brooklyn en 1937 y tuvo una corta (murió a los 29 años en un accidente de moto) pero azarosa vida. A los 18 coqueteó con el IRA, lo que le valió una orden de expulsión temporal del país, y en 1959 asistió a la entrada de los revolucionarios de Fidel Castro en La Habana. Descrito en varias biografías como un rompecorazones, estuvo casado con dos grandes cantantes de folk. Primero con Carolyn Hester y después con Mimi Baez, con quien formó un dúo musical que actuó a la vez que Joan, la hermana de ella, en el histórico Festival de Newport que encumbraría a Dylan en 1964.

La primera esposa de Richard Fariña, Carolyn Hester, grababa en 1961 su tercer álbum en los estudios Columbia y había contratado para tocar la armónica en un par de temas a un desconocido Dylan. La amistad que surgió entre ambos poetas y músicos es uno de los temas centrales de Positively 4th Street, el respetado libro de David Hadju sobre Dylan. Fariña se divorciaría de Hester en 1962, tras conocer en París a una Mimi Baez de apenas 17 años, con la que se casaría en la primavera de 1963. Ambos formaron un célebre dúo apadrinado por Joan Baez, cuya primera grabación (Celebrations for a Grey Day, una composición que había cantado ya Dylan en varios conciertos) fue elegida por el New York Times como uno de los diez mejores discos del año 1965. Su prematura muerte en un accidente en 1966 cortó su prometedora carrera musical casi en su inicio, pero aun así algunos de sus temas como Pack up your sorrows o Birmingham sunday permanecieron en el recuerdo tras ser grabados nuevamente por Joan Baez, que dedicó a Fariña su canción Sweet sir Galahad, y Birmingham Sunday volvió a las listas de éxitos al convertirse en la banda sonora de la película 4 little girls, dirigida por Spike Lee, sobre la matanza racista en una iglesia de Alabama en 1963.

Fariña murió en abril de 1966 en un accidente de motocicleta en Carmel, California, a dos días de la publicación de su libro Hundido hasta el cielo, reeditado en 2008 con un prefacio de Thomas Pynchon, su amigo en aquellos años y uno de los novelistas americanos más celebrados en la actualidad, con Roth y McCarthy. Pynchon dedicó a Fariña su obra más emblemática, El arco iris de la gravedad.

En una entrevista a Sing out!, el órgano oficial del movimiento folk estadounidense en los 60, Richard Fariña decía que estaba predestinado a ser un bardo por sus raíces célticas, irlandesas por parte de madre y gallegas por parte de padre. Dylan seguramente oyó hablar de Galicia en aquellos iniciáticos años de la contracultura no solo por boca de Fariña. En aquellos escenarios tuvo a su lado a menudo a Jerry García, líder de The Grateful Dead, con quien grabaría el disco Dylan & The Dead durante una gira por los Estados Unidos.

Jerome John Jerry García, uno de los principales animadores de los mastodónticos festivales que abrieron el rock al fenómeno de masas, como Woodstock o Monterrey, fue el abanderado del movimiento que convirtió San Francisco en la capital mundial de la psicodelia. Rolling Stone le otorgó el puesto 15 en la lista de los mejores guitarristas de la historia del rock. Su álbum American Beauty (1970) encierra las claves y la iconografía de la película homónima de Sam Mendes, ganadora de cinco Oscar, que rebusca el espíritu de América en los olvidados valores de los 60.

Casi un miembro más de legendarias bandas como Jefferson Airplane o Crosby, Stills, Nash & Young, el fundador de los Dead era nieto de un coruñés. Manuel Papuella García no quiso seguir la tradición de su familia, propietaria de un negocio de transporte, y embarcó como marinero en un barco que lo dejó en San Francisco. La pasión por la libertad de su ancestro gallego marcó el ADN de Jerry García, que dejó este mundo hace casi veintiséis años sin traicionar la máxima compartida con su colega Neil Young: "Es mejor quemarse que oxidarse". Cuenta el escritor Blair Jackson, autor de García, an american life, que Jerry tomó el nombre de Grateful Dead de una leyenda oral que habla de un hombre que encuentra una banda de muertos en un camino. ¿No les suena de algo? (Fuente: Público).


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