Música y Cine (La cara oculta)
Tras ser expulsado de Black Sabbath por sus excesos, Ozzy empezó la
década de los ochenta con la firme intención de triunfar como solista.
Con buena predisposición se presentó a una reunión en la CBS para hablar
de su primer disco en solitario, Blizzard of Ozz (1980). Ante
el tedio mostrado por los ejecutivos, decidió dar un salvaje golpe de
efecto mordiendo a una paloma, arrancándole la cabeza y lanzándola sobre
la mesa ante el estupor generalizado. Fue expulsado rápidamente del
edificio, pero la maniobra surtió efecto y el rockero terminaría
vendiendo un millón de ejemplares de su debut.
Eso lo hizo a propósito, aunque convenientemente enajenado por el
alcohol, según él mismo relata en sus memorias. Lo que no hizo aposta
fue morder la cabeza de un murciélago durante un concierto en Desmoines
en 1982, tal y como rememora él mismo: "Del público salió un murciélago y
pensé: 'Un juguete'. Así que lo levanté ante los focos y enseñé los
dientes. El público se volvió loco y entonces hice lo que siempre hacía
con los juguetes de goma sobre el escenario. Lo mordí. De inmediato
sentí que algo iba muy mal. La boca se me llenó de un líquido pegajoso y
cálido con el peor regusto que os podáis imaginar. Noté que me manchaba
los dientes y me corría por la barbilla. Y luego la cabeza se movió
dentro de la boca". Tras ser trasladado en silla de ruedas a las
emergencias del hospital más cercano, Ozzy tuvo que acostumbrarse al
dolor de las inyecciones antirrábicas durante todo el resto de aquel tour. (Fuente: El País).
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