miércoles, 4 de noviembre de 2020

Música y Cine (La cara oculta) 

Bon Scott regresó más que contento a Londres en el mes de enero de 1980. Había pasado unas maravillosas vacaciones de Navidad en Australia. Siempre estaba de buen humor, aunque la botella bailaba entre sus manos como un maniquí dispuesto a danzar lo que más convenía.
Los hermanos Young , Malcolm y Angus, habían dispuesto que se empezaría a grabar el nuevo álbum de AC/DC, la continuación al maravilloso Highway to Hell. Bon Scott vivía en aquel tiempo en Ashley Court, disfrutaba de su nuevo amor, pero Bon seguía siendo un esclavo de la heroína.
El 15 de febrero de 1980, Bon Scott llegó a los estudios Battery. Bon casi siempre estaba drogado, y en lugar de utilizar su voz, se puso a la batería para hacer esas maquetas de los dos temas que Malcolm y Angus ya tenían preparadas,Bon no era malo como percusionista. Fué el último contacto musical que hizo con el grupo de su vida. Fueron las maquetas de ‘Have on a drink on me’ y ‘Let me put my love into you’. Los dos temas aparecieron, pero sin su voz, en el impresionante ‘Back in Black’, el segundo álbum más vendido de la historia de la música rock. Lleva facturados en la actualidad 52 millones de discos y sólo le superan las ventas de ‘Dark side of the Moon’ de Pink Floyd. 
Bon Scott no volvió a los estudios, a pesar de que Malcolm y Angus Young seguían trabajando con el productor ‘Mutt’ Lange. Bon se dedicaba a pasárselo bien, pero a su especial manera.
La tarde del lunes 18 de febrero de 1980, tres días después de trabajar por última vez con AC/DC, Bon telefoneó a su vieja novia Silver. Necesitaba más droga. Por puro interés le pidió que le acompañara a ver una banda de la que estaba interesado y que actuaba en el Dingwalls de Camden. La tal Silver no quería volver a verlo y declinó la invitación. Le recomendó a un tipo llamado Alistair Kinnear.
Pero ni Bon ni Alistair llegaron nunca al Dingwalls. Antes habían pasado por el club Music Machine para ‘aprovisionarse’. El club, al que llamaban también Koko no estaba muy lejos del Dingwalls. Lo que sucedió a partir de las nueve de la noche de aquel lunes jamás se ha aclarado lo suficiente. Siguen inmaculadas las sombras, las sospecha, el olor a tragedia. Lo cierto es que, oficialmente, sólo conocemos la versión del tal Alistair, el amigo recomendado de la ex-novia Silver.
El sujeto, menudo elemento, aseguró a los ‘tabloides’ y a la policía que en el club Koko, Bon Scott ya estaba absolutamente borracho y que apenas se podía mantener en pié, así que le metió en su coche, un Renault 5 de aquella época. Se dice que la pareja primero hizo escala en el ‘flat’ del bueno de Scott, pero eso no está demostrado. Así que según la versión de Alistair, “transportó al borracho” y semi-inconsciente a donde vivía, no muy lejos de Stockwell, en el sur de Londres, en East Dulwich. Alistair aparcó el coche justo en la puerta de su casa, en el numero 67 de la calle Overhill Road. Bon parecía inconsciente. No respondía a las bofetadas de Alistair. Así que prefirió dejarlo durmiendo en el Renault 5. Le puso una manta por encima, con una nota, en la que decía que si se despertaba lo llamara a su piso. En pleno mes de febrero, en la noche londinense, con un frío de esquimales y con el pobre Bon, que era asmático, no debió durar mucho.
Dice Alistair que durmió toda la noche del lunes, la mañana del martes y que no se despertó hasta pasadas las cinco de la tarde. Bajó al coche, a las ocho menos cuarto de la noche y encontró a Bon Scott muerto. Según la versión de Alistair, el paso siguiente fue llamar a una ambulancia y transportar el cuerpo sin vida de Bon Scott al hospital King College. Por supuesto, un médico certificó su defunción. Como en el caso de Jimi Hendrix, exactamente con la misma certificación forense que la del guitarrista. El médico se pronunció por la asfixia pulmonar de Bon, al no poder expulsar su vómito, debido a las cantidades ingentes de alcohol en sangre. Tenía tan sólo 33 años. Hay tantas contradicciones sobre la muerte de Bon que es imposible saber a estas alturas y después de tantos años lo que ocurrió aquella noche realmente.
Malcolm y Angus Young, los líderes de AC/DC se hicieron cargo del cadáver. No dijeron ni mucho ni poco. No dijeron absolutamente nada. Se dedicaron a buscar el sustituto de Bon, que resultó ser Brian Johnson. Los hermanos Young dedicaron dos temas de ‘Back in Black’ a la memoria de Bon Scott. ‘Hell Bells’ y, precisamente, la canción que daba título álbum.
El cadáver de Bon fué embalsamado y, luego, extrañamente reducido a cenizas. Las mismas que viajaron al cementerio de Fremantle, Austalia del Oeste, donde en el año 1956 había llegado su familia en busca de un mejor mundo, cuando Bon sólo tenía 10 años. Bon había nacido en Escocia y había sido en su primeros años un pobre emigrante en el continente austral en busca, desesperadamente, de oportunidades.
En la actualidad, ese cementerio en Frementle es el más visitado de Australia. Hace seis años alguien robó la placa de su tumba. El grupo de rock francés Trust escribió una curiosa canción sobre la muerte de Bon Scott. Se llama ‘Ton dernier acte’ (‘Tu último acto’) . Es decir, el que llevaba a Bon, en aquel viejo y destartalado Renault 5, exactamente, a la autopista del infierno. (Fuente: El Mundo).
 

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