jueves, 20 de agosto de 2020

Noticias (Reseteando la actualidad) 

Los Beatles pueden morir por segunda vez, daños colaterales de la pandemia. The Cavern, el icónico club de la Mathew Street de Liverpool donde se dio a conocer la banda en los años sesenta, corre peligro de cerrar por las restricciones impuestas por el gobierno británico para combatir la propagación del virus. Clausurado desde principios de la primavera, sus propietarios pierden más de 35.000 euros a la semana. Y aunque era un magnífico negocio en tiempos normales, el colchón de un millón y medio de euros acumulado se ha quedado ya reducido a la mitad. 
“El cierre de The Cavern sería una tragedia para la ciudad y para todo el mundo de la música”, ha proclamado el alcalde de Liverpool, Joe Anderson, quien sin embargo descarta cualquier tipo de ayuda financiera por parte del ayuntamiento “en vista de la gran cantidad de conciudadanos que se han quedado sin trabajo y están pasando hambre, y que han de ser la primera prioridad”. Cualquier asistencia ha de provenir de las autoridades centrales de Londres, y no sólo para el club asociado para siempre con los Beatles. También para instituciones legendarias del panorama musical de la capital como el Ronnie Scott’s, el Jazz Club, el Ministry of Sound, el Academy de Brixton, el Bush Hall...
La Administración Johnson ha anunciado un paquete de 1.750 millones de euros en ayudas al mundo de la cultura (una combinación de donaciones y préstamos a bajo interés), pero los principales beneficiarios son los grandes museos y compañías emblemáticas como la Royal Shakespeare, la Royal Opera o el Royal Ballet. Los clubes musicales privados se encuentran muy abajo de la lista, y en todo caso les llegarán sólo las migajas. Nada como matar el hambre, y menos aún sobrevivir.
The Cavern –que ya ha despedido a 20 personas de su plantilla– volverá a finales de mes con conciertos virtuales. Todos hacen planes tentativos para septiembre, sin tenerlas todas consigo. Y siguen perdiendo dinero.
Pero de todos los posibles cierres, ninguna impresiona tanto como el del club de Liverpool (nombrado en honor al parisino The Caveau), que abrió sus puertas en enero de 1957 y ocho meses después recibió en su escenario a The Quarry Men, la banda que tenía John Lennon. En 1960 llegaría Ringo Starr con Rory Storm and The Hurricanes, y en el 61, tras su paso por Hamburgo, harían los Beatles la primera de 292 apariciones. Brian Epstein los vio actuar, y se ofreció como mánager.
La pandemia ha conseguido cerrar The Cavern (casi un millón de visitantes al año) por sólo la tercera vez en toda su historia. La primera ocurrió en 1973, cuando tuvo que cambiar de dirección (al núm. 7 de la misma Mathew Street, a un par de puertas de distancia) porque la compañía británica de ferrocarril adquirió el local para construir un conducto de ventilación que nunca llegó a realizarse. Una década más tarde, el jugador del Liverpool Tommy Smith y un socio compraron el viejo espacio –convertido en aparcamiento–, y reconstruyó el club en su lugar y versión primigenios, con cinco mil ladrillos originales. La segunda fue en 1989, durante año y medio, debido a la crisis financiera. Los actuales propietarios son Bill Heckle y Dave Jones, que tienen también la empresa que ofrece tours de las casas donde vivieron de niños los integrantes de la banda, y de lugares citados en sus canciones como Penny lane y Strawberry Hill. (Fuente: La Vanguardia).

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