El actor Peter Fonda, conocido por la película Easy Rider,
falleció este viernes a la edad de 79 años. Con un apellido de leyenda,
Fonda tuvo una carrera errática de pequeños papeles y nunca escapó, ni
quiso, la imagen de motero libre con la que forjó en 1969 uno de los
iconos de los años sesenta y de la contracultura norteamericana.
Fonda falleció el viernes por la mañana por complicaciones respiratorias
en su casa de Los Ángeles, como consecuencia de un cáncer de pulmón. La
noticia la confirmó su hermana, la actriz Jane Fonda, en un comunicado:
“En uno de los momentos más tristes de nuestras vidas, no tenemos
palabras para expresar el dolor en nuestros corazones. Tras el duelo,
esperamos que se respete nuestra vida privada”.
Nacido en 1940 en Nueva York, era hijo de Henry Fonda, los ojos de América,
una de las más grandes leyendas del Hollywood. Peter comenzó a actuar
en televisión después de cumplir los 22 y estuvo haciendo pequeños
papeles toda la década de los 60 mientras. A finales de la década, se
fue metiendo en el movimiento hippie y contracultural y apareció en dos
películas de Roger Corman, de quien aprendió a hacer películas sin
presupuesto.
En 1969, junto a Dennis Hopper y Jack Nicholson, estrenó Easy Rider,
una película de colegas y carretera cuyas imágenes de libertad vendrían
a definir el espíritu de aquel año y de su generación. Fonda y Hopper
conduciendo sus motos por el desierto, con el sol en la cara y bañados
con la canción Born to be wild quedó como una de las escenas más reconocible de la historia del cine. Fonda fue nominado al Oscar al mejor guion.
Fonda hizo Easy Rider con 384.000 dólares, “lo mismo que le había costado a Roger Corman Los ángeles del infierno”, según recordaba este año en The Hollywood Reporter.
Se rodó en siete semanas entre Los Ángeles y Nueva Orleans y fue un
enorme éxito en salas. La película marcó en buena medida el camino para
el cine independiente de la década siguiente.
Durante el resto de su vida, Fonda cultivó esa imagen de motero libre y contracultural californiano. Para una generación sería siempre Wyatt, Capitán América, subido en una moto, con gafas de sol y un casco de barras y estrellas. Dio entrevistas recordando anécdotas de aquel rodaje durante las cinco décadas siguientes. No volvió a hacer un papel con cierta trascendencia hasta la película El oro de Ulises, en 1997. Fue nominado al Oscar como mejor actor.
Durante el resto de su vida, Fonda cultivó esa imagen de motero libre y contracultural californiano. Para una generación sería siempre Wyatt, Capitán América, subido en una moto, con gafas de sol y un casco de barras y estrellas. Dio entrevistas recordando anécdotas de aquel rodaje durante las cinco décadas siguientes. No volvió a hacer un papel con cierta trascendencia hasta la película El oro de Ulises, en 1997. Fue nominado al Oscar como mejor actor.
El actor preparaba un evento especial por el 50 aniversario del estreno
de Easy Rider. El próximo 20 de septiembre iba a celebrar la efeméride
en el Radio City Music Hall de Nueva York con una proyección en la que
iba a estar él e iban a tocar en directo John Kay, de Steppenwolf, y
Roger McGuinn, de The Byrds. Este año, el actor presentó la versión
restaurada de la película en el Festival de Cannes, donde recibió el
premio a la mejor ópera prima en 1969. (Fuente: El País).
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