El escritor Philip Norman viene de publicar Slowhand: The life and music of Eric Clapton (Manolenta: la vida y la música de Eric Clapton) (2018) (Ed. Weidenfeld and Nicholson) una biografía del músico Eric Clapton donde refleja las contrariedades, vilezas, rasgos de bondad y brillantez del guitarrista más dotado de su generación.
Norman ha logrado retratar con detalle y equilibrio al hombre introvertido e inseguro, que creció con una abuela que le hizo creer que era su madre (su madre biológica le dejó a su cuidado y se fue a vivir a Canadá) y cuyas tres únicas obsesiones eran tocar la guitarra como nadie lo había hecho antes, acostarse con el mayor número posible de mujeres y vestir las ropas más caras y glamurosas que le permitiera su bolsillo.
Norman ha logrado retratar con detalle y equilibrio al hombre introvertido e inseguro, que creció con una abuela que le hizo creer que era su madre (su madre biológica le dejó a su cuidado y se fue a vivir a Canadá) y cuyas tres únicas obsesiones eran tocar la guitarra como nadie lo había hecho antes, acostarse con el mayor número posible de mujeres y vestir las ropas más caras y glamurosas que le permitiera su bolsillo.
Pattie Boyd, quien ha hablado con el autor, surge en la biografía como
uno de los personajes más dignos de toda una historia de personajes
atormentados y excesivos. En ella se inspiraron el exBeatle Harrison y Clapton para componer Something y Layla, dos de las más bellas canciones de amor escritas. A los dos sufrió y aguantó.
Encaprichado con la hermana de Pattie,
Paula, dejó que su entonces mujer se acercara a Clapton solo como una
vía para deshacerse de ella. Y así fue como el guitarrista pudo por fin
juntarse con su amor platónico. “La canción Layla me conquistó, al ver
que habían sacado de mí tanta pasión y creatividad”, confiesa Boyd en el
libro. También Clapton, después de casarse con ella, la abandonó de
malas maneras por la modelo Jenny McLean. Nunca abandonó del todo su
primera y única pasión, el blues, y tuvo luego una larga redención acompañada de premios y reconocimientos. La tragedia de su hijo, reflejada en la balada Tears in Heaven, humanizó finalmente del modo más desgraciado posible al dios Clapton. (Fuente: El País).
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