domingo, 26 de noviembre de 2017

Películas (Una mirada diferente al cine) 

El árbol de la vida (2011) (The tree of life) del director estadounidense Terrence Malick es una de esas película que difícilmente deja indiferente. Las imágenes en su estreno de personas abandonando la sala de proyección crearon rápidamente un eco sobre esta película que fue recibida como la obra de un genio, y también como un fraude pretencioso. No obstante fue premiada con la Palma de Oro del Festival de Cannes del 2011 y fue nominada al Oscar a la mejor película, mejor director y mejor fotografía.
La película sigue el viaje de la vida del hijo mayor de una familia de clase media de los años 50, Jack, desde la inocencia de su infancia hasta la desilusión de sus años como adulto mientras trata de reconciliar la complicada relación que tiene con su padre. Jack se ve una alma perdida en un mundo moderno, buscando respuestas a los orígenes y al sentido de la vida mientras se cuestiona la existencia de la fe. 
Esta es verdaderamente una obra en la que todas las piezas son importantes. Los actores adultos, Brad Pitt, Jessica Chastain, Sean Penn, y los niños, Hunter McCraken sobre todo, pero también Laramie Eppler están extraordinarios, aun siendo conscientes todos de que ninguno puede autodenominarse protagonista principal. Ellos están al servicio de una trama que les sobrepasa, y que pretende hablar nada más ni nada menos que del sentido de la existencia, de dónde venimos y adónde vamos. 
Malick nos entrega imágenes de gran belleza compuestas por magos de los efectos visuales como Douglas Trumbell y Dan Glass, con el director de fotografía Emmanuel Lubezki, para mostrarnos un mundo primigenio en el que nada ocurre por casualidad. O la estudiada banda sonora de la película, donde aparte de la música original de Alexander Desplat hay una selección exquisita de temas maravillosos de Mahler, Berlioz, Brahms, Schumann, Bach, Mozart, Jovanovic, Preisner... 
Esta es una película difícil, una verdadera curiosidad en el mundo del cine, capaz de sorprender, emocionar o lamentablemente, para desprevenidos, desconcertar y aburrir. Es una película que no deja a nadie indiferente.


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