Algo parecido a la felicidad (2005) es una sorpresa
extrañamente agradable, un remanso salvaje donde sus personajes destilan
honestidad y fidelidad a uno mismo y a los seres queridos a raudales,
donde la tragedia perfila un dibujo cuyos colores son el amor y la
voluntad. Es cine sin artificios, sin relleno y sin mentira, una buena
historia de gente sin historia, pero con corazón, con un corazón
palpitante y conmovedor y con la inteligencia suficiente para reconocer
donde está la verdadera felicidad. No sorprende por su fotografía, su
banda sonora o su dirección, su punto fuerte es claramente su guión, no necesita más y no quiere más.
La historia transcurre en una ciudad indeterminada
de la República Checa, en un barrio industrial y pobre, en un tiempo
cercano a la realidad y cuenta un breve periodo de la vida de varios
jóvenes con escasos recursos, a través de las relaciones entre ellos,
sus familias y sus amantes y amigos.
Es la segunda película dirigida por el director checo Bohdan Slama y fue la propuesta de su país al Óscar a la mejor película extranjera de ese año. Consiguió la Concha de Oro a la mejor película en el Festival de Cine de San Sebastián y la Concha de Plata a la mejor actriz (Anna Geislerová).
Se rodó de septiembre de 2003 a septiembre de 2004 en el norte de la República Checa, en una región industrial conocida por sus fábricas, sus cables eléctricos y sus viaductos de cemento armado.
Esta película es una impresionante radiografía de la pobreza, con personajes que habitan en
un mundo desolador y sin esperanza.
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