“¿Quién va a escuchar esta mierda?”, le decía un escéptico Mike Love a Brian Wilson mientras grababan God Only Knows. Al principio, casi nadie. El asombroso Pet Sounds,
uno de los discos más influyentes de la historia de la música popular,
no subió del puesto 11 de las listas norteamericanas, un descenso
notable comparado con sus himnos de surfistas y chicas de la costa
oeste.
Editado el 16 de mayo de 1966, en Pet sounds
Wilson abandonó el tono juvenil y jovial de los primeros The Beach Boys y
se escribió un LP mucho más maduro, ambicioso y consistente de
principio a fin. Estaba a la altura de los Beatles más inspirados, pero
introduciendo un elemento de experimentación y virtuosismo que cambiaría
la historia de la música.
The Beach Boys eran tres hermanos de la ciudad californiana de Hawthorne
(Brian, Dennis y Carl Wilson), su primo Mike Love y Al Jardine. Durante
la primera mitad de la década de los sesenta, fueron un fenómeno de masas. Eran chicos ideales, habitantes de un verano eterno, una California
idílica de romances en la playa, fiestas de surferos y placer juvenil
donde no se ponía el sol. Debajo, Brian Wilson era un tipo inquieto,
frágil e inestable. Y un visionario. Tras un ataque de pánico en un
avión, Wilson abandonó la gira y se encerró en el estudio a trabajar de
manera obsesiva. El fué el genio productor
original.
En enero de 1966 entró al estudio rodeado de músicos de sesión. La película Love & Mercy (2014), con un excelente Paul Dano como Wilson, retrata el ambiente de grabación de Pet Sounds,
que se puso fino cuando se aburrió de las guitarras y teclados y metió
violines, vientos, percusión de todo tipo y hasta
ladridos de perros y timbres de bicicletas. El resultado fué la joya de pop sofisticado que combinaba una orquesta
multicolor, camino ya de la psicodelia, con las siempre
pluscuamperfectas armonías vocales de The Beach Boys.
Frente al verano radiante de sus comienzos, Pet Sounds
era un disco melancólico, adulto, agridulce. No había odas a las olas,
la fiesta y el sol sino las dudas del que se hace adulto. La espléndida Wouldn't It Be Nice que abre el disco describe a una pareja suspirando por casarse y vivir juntos; I'm Waiting For The Day cuenta
la desoladora historia de una chica que acaba de romper con su novio y
de otro chico dispuesto a esperarla hasta "el día que pueda volver a
amar". Sloop John B y Here Today eran auténticas cumbres del pop, pero fué la romántica y delicada God Only Knows la que prendió la llama de un disco insuperable.
Los críticos norteamericanos aplaudieron Pet Sounds pero el disco no se
vendió bien en Estados Unidos. Tuvo más éxito en Reino Unido y The
Beatles reconocieron sin excusas su influencia en Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band (1967). Wilson ya había cogido carrerilla y poco después escribiría Good Vibrations, otra de las canciones que cambiaron el mundo y la primera del que iba a ser disco definitivo de The Beach Boys, Smile.
Entonces Wilson perdió pié: problemas mentales y depresiones, adicción a
las drogas y una grabación interminable provocaron la cancelación de Smile,
que se convirtió en un disco maldito, y el comienzo del declive de The
Beach Boys, justo cuando la contracultura anticipaba excitantes
emociones musicales.
Hoy Brian Wilson gira por todo el mundo tocando Pet Sounds de principio a fin "por última vez", la mejor despedida para la más preciada obra de un genio insólito e inigualable.
Hoy Brian Wilson gira por todo el mundo tocando Pet Sounds de principio a fin "por última vez", la mejor despedida para la más preciada obra de un genio insólito e inigualable.
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