El pasado año se cumplieron 40 años de uno de los episodios más legendarios de la carrera de Led Zeppelin: sus conciertos en el londinense Earl’s Court Arena
en mayo de 1975. La banda acababa de regresar de la mastodóntica gira
estadounidense de presentación de su sexto disco, el doble LP Physical Graffitti,
y los shows del Earl’s Court supusieron sus primeras actuaciones en
suelo británico en más de dos años, creando una expectación enorme. En
principio el cuarteto iba a ofrecer tres conciertos los días 23, 24 y
25, pero ante la impresionante demanda (las entradas se agotaron en
menos de cuatro horas) decidieron añadir dos fechas más para el 17 y el
18. En total se vendieron más de 85.000 localidades, batiendo el record
histórico de entradas vendidas para ver a un solo artista en Inglaterra
hasta la fecha.
Para los shows del Earl’s Court,
la banda utilizó una pantalla gigante que mostraba la grabación del
concierto en tiempo real con distintas cámaras (una de las primeras
ocasiones en que se utilizó esta técnica ahora habitual en los grandes
conciertos de estadio) y además instaló el impresionante set de luces
que habían utilizado durante la gira norteamericana. En total, la
estructura que los roadies de Zeppelin montaron sobre
el escenario del Earl’s Court pesaba más de 40 toneladas y el entorno
del grupo bromeaba con que el suministro de energía utilizado para cada
uno de los conciertos era suficiente para iluminar toda una ciudad.
Los
shows del Earl’s Court fueron maratonianos recitales de más de tres
horas en los que el cuarteto ofreció apoteósicas interpretaciones de
todos sus clásicos y muchos más, además de recuperar el que había sido
uno de los momentos álgidos de sus giras de principios de los setenta:
el interludio acústico. Algo después de la mitad de concierto, el
cuarteto rebajaba los decibelios para desempolvar maravillas como “That’s The Way”, “Bron-Yr-Aur Stomp” y “Going To California”
antes de la traca final, que incluía, como no podía ser de otra forma,
el extenso recital del poderío de John Bonham aporreando la batería con su inmortal “Moby Dick”.
Toda la magia y la majestuosidad de Led Zeppelin está condensada en estos conciertos del Earl’s Court, que muchos consideran los mejores de toda su carrera. Es difícil escuchar a Led Zeppelin
en directo en 1975 y no sentir que se está ante la banda más grande de la
historia en su momento de mayor trascendencia.
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