Para un amante de la música es un verdadero regalo ver Alabama Monroe,
la extraordinaria película belga dirigida por Felix Van Groeningen que ganó el Premio César a la mejor película extranjera y que fué nominada a los Óscar 2014 en la categoría
de mejor película de habla no inglesa. Narra
la historia del amor extremo que viven Elise, una mujer de cuerpo tan
tatuado como la tienda de tatuajes que posee, y Didier, un fanático de
la música country norteamericana que toca el banjo y canta en una banda.
Son dos seres opuestos, que se aman a primera vista.
Viene una hija, y con ella una cierta sensación de estabilidad, de
armonía duradera, de corresponsabilidad… hasta que la niña se enferma de
gravedad y, por entre las grietas de los mutuos dolores y
desconciertos que esta situación origina, se diluye y se escapa el amor,
que se convierte en tragedia.
Nacida de una obra de teatro (escrita, producida e interpretada por Johan Heldenbergh, protagonista del flm) que brotó como airada respuesta a un hecho político (el veto de la Administración de George W. Bush a la investigación con células madre), Alabama Monroe propone un choque constante en su trama, discurso y forma. Así, Didier y Elise (una luminosa Veerle Baetens), la pareja que vive un drama familiar, no pueden ser más diferentes: agnóstico y reservado él; sensibilísima, soñadora y tatuada ella.
Nacida de una obra de teatro (escrita, producida e interpretada por Johan Heldenbergh, protagonista del flm) que brotó como airada respuesta a un hecho político (el veto de la Administración de George W. Bush a la investigación con células madre), Alabama Monroe propone un choque constante en su trama, discurso y forma. Así, Didier y Elise (una luminosa Veerle Baetens), la pareja que vive un drama familiar, no pueden ser más diferentes: agnóstico y reservado él; sensibilísima, soñadora y tatuada ella.
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