Detenciones famosas de estrellas de la música. Habitaciones destruidas, aseos hechos añicos, coches en piscinas… nudismo. Cuando una estrella del rock es arrestada, es porque realmente han jugado a lo grande. A continuación repasamos algunas de las mas recordadas.
El líder de The Doors estaba relativamente acostumbrado a los escándalos, pero todo se
desmadró cuando preguntó a 10.000 personas durante un concierto en Miami
si querían ver su pene. Esa fue una actitud excesivamente provocadora, incluso para sus propios estándares.
Aunque nadie pudo demostrar que realmente cumpliera su amenaza en
aquel desastroso recital del 2 de marzo de 1969, la presión de la prensa
y las protestas públicas terminaron consiguiendo que la Oficina del Fiscal del Estado de Florida dictara una orden de detención.
Finalmente Jim Morrison fue sentenciado a seis meses de prisión por
comportamiento indecente, pero murió en París mientras su apelación
estaba todavía pendiente. En 2010 fue perdonado de manera póstuma por el
gobernador Charlie Crist.
Mientras preparaba su gira por Japón de 1980 con Wings, Paul McCartney hizo su maleta con los elementos esenciales: un cepillo de dientes, pijamas, ropa interior… y un poquito de cannabis.
“Yo sabía que no podía llevar nada para fumar. Pero el material era
demasiado bueno para tirarlo por el desagüe, así que pensé que mejor me
lo llevaba”, relató en una entrevista al respecto en 2004.
Este lamentable desliz se saldó con nueve días en el Tokyo’s
Narcotics Detention Center, la costosa cancelación de la gira y en
última instancia la ruptura misma de los Wings."Nadie estaba demasiado contento conmigo por aquel entonces, destacó el músico.
Uno de los mejores bateristas de la historia del rock, Keith Moon, igualmente legendario por el rastro de destrucción que dejaba a su paso. Su leyenda se cimentó oficialmente el 23 de agosto de 1967, cuando fué arrestado después de celebrar su 21 cumpleaños (en realidad era el 20, pero Keith quería festejar con la edad legal para poder beber) con una pelea de comida en un Holiday Inn de Flint (Michigan), que degeneró en un caos de magnitud descomunal.
Habitaciones destrozadas, aseos explotados, extintores partidos y un automóvil Lincoln Continental en la piscina con el baterista de los Who desnudo al volante. Antes de encarcelarle, la policía de Flint llevó a Moon a un dentista local para que le arreglara un diente partido en un intento de huída (estaba tan borracho que no necesitó anestesia). Después, la dirección del hotel envió a la banda una factura de 24.000 dólares en desperfectos y aprovechó para prohibirles alojarse en cualquier otro establecimiento de la franquicia.
Jerry Lee Lewis añadió una entrada especialmente colorida a su extensa hoja de antecedentes penales en la madrugada del 23 de noviembre de 1976, cuando condujo hasta la casa de Elvis Presley en Memphis y pidió entrar con no muy buenos modales.
“Ponte al maldito teléfono”, ordenó Lewis al primo de Elvis, Harold Lloyd, que se encargaba de la seguridad, durante la noche, a las puertas de Graceland. “Ve a decirle a Elvis que quiero visitarle. ¿Quién demonios se cree que es? Dile que el Killer está aquí para verle”., añadió.
El requerimiento de Lewis fue rechazado por Lloyd, quien sin saber que el músico llegaba borracho y portando una pistola, optó muy correctamente por avisar a la policía. Hicieron falta cinco agentes para sacar a Lewis de su vehículo, y no antes de que éste rompiera una de sus ventanas con una botella vacía de champán.
“Para vivir fuera de la ley, debes ser honesto”, cantó una vez Bob Dylan. El 23 de julio de 2009, algunos residentes de Long Branch (New Jersey), llamaron a la policía tras ser asustados por la figura de un anciano con aspecto excéntrico vagabundeando por el barrio en una tarde lluviosa. El vagabundo en cuestión les dijo a los agentes que era Bob Dylan y que estaba allí de gira con Willie Nelson y John Mellencamp.
Como no llevaba consigo identificación alguna y tenía una pinta más bien descuidada, los chicos de la policía prefirieron creer que se había fugado de un hospital mental cercano. La situación se aclaró con un breve trayecto hasta el autobús de gira de Dylan donde los agentes le dejaron a salvo después de comprobar su pasaporte.
En marzo de 1964, un vendedor de coches usados ofreció a un Frank Zappa de 24 años grabar una cinta de audio con contenido sexual para una fiesta. Como una actuación es una actuación, el músico aceptó y pasó una tarde con una bailarina de streaptease grabando todo tipo de sonidos en lo que parecía una forma bastante sencilla y estimulante de ganar algo de dinero.
Lo malo es que el vendedor resultó ser un agente de la brigada antivicio, que terminó acusando a Zappa de conspiración para la pornografía, mientras los agentes hacía una redada en su estudio de Cucamonga (California). Su sentencia fue de 10 días entre rejas, algo que a la larga no estuvo nada mal, pues le valió al músico para librarse de ir a Vietnam por su condición de ex-convicto.
Ozzy Osbourne ha tenido algunos momentos realmente memorables a lo largo de los años, pero uno de los más míticos en realidad nunca ocurrió. Según la leyenda, después de un concierto en febrero de 1982 en San Antonio, el autoproclamado ‘Prince of the Fucking Darkness’ profanó una de los lugares más queridos de Texas: El Alamo.
En realidad Ozzy estaba al otro lado de la carretera, a unos cuantos metros de la famosa misión y del cenotafio que conmemora la batalla que allí tuvo lugar, cuando le dio por orinar en la acera vistiendo uno de los vestidos de su por entonces novia Sharon. Por supuesto fue arrestado y acusado de intoxicación en público. Además, no pudo volver a tocar en la ciudad durante toda una década.
Uno de los mejores bateristas de la historia del rock, Keith Moon, igualmente legendario por el rastro de destrucción que dejaba a su paso. Su leyenda se cimentó oficialmente el 23 de agosto de 1967, cuando fué arrestado después de celebrar su 21 cumpleaños (en realidad era el 20, pero Keith quería festejar con la edad legal para poder beber) con una pelea de comida en un Holiday Inn de Flint (Michigan), que degeneró en un caos de magnitud descomunal.
Habitaciones destrozadas, aseos explotados, extintores partidos y un automóvil Lincoln Continental en la piscina con el baterista de los Who desnudo al volante. Antes de encarcelarle, la policía de Flint llevó a Moon a un dentista local para que le arreglara un diente partido en un intento de huída (estaba tan borracho que no necesitó anestesia). Después, la dirección del hotel envió a la banda una factura de 24.000 dólares en desperfectos y aprovechó para prohibirles alojarse en cualquier otro establecimiento de la franquicia.
Jerry Lee Lewis añadió una entrada especialmente colorida a su extensa hoja de antecedentes penales en la madrugada del 23 de noviembre de 1976, cuando condujo hasta la casa de Elvis Presley en Memphis y pidió entrar con no muy buenos modales.
“Ponte al maldito teléfono”, ordenó Lewis al primo de Elvis, Harold Lloyd, que se encargaba de la seguridad, durante la noche, a las puertas de Graceland. “Ve a decirle a Elvis que quiero visitarle. ¿Quién demonios se cree que es? Dile que el Killer está aquí para verle”., añadió.
El requerimiento de Lewis fue rechazado por Lloyd, quien sin saber que el músico llegaba borracho y portando una pistola, optó muy correctamente por avisar a la policía. Hicieron falta cinco agentes para sacar a Lewis de su vehículo, y no antes de que éste rompiera una de sus ventanas con una botella vacía de champán.
“Para vivir fuera de la ley, debes ser honesto”, cantó una vez Bob Dylan. El 23 de julio de 2009, algunos residentes de Long Branch (New Jersey), llamaron a la policía tras ser asustados por la figura de un anciano con aspecto excéntrico vagabundeando por el barrio en una tarde lluviosa. El vagabundo en cuestión les dijo a los agentes que era Bob Dylan y que estaba allí de gira con Willie Nelson y John Mellencamp.
Como no llevaba consigo identificación alguna y tenía una pinta más bien descuidada, los chicos de la policía prefirieron creer que se había fugado de un hospital mental cercano. La situación se aclaró con un breve trayecto hasta el autobús de gira de Dylan donde los agentes le dejaron a salvo después de comprobar su pasaporte.
En marzo de 1964, un vendedor de coches usados ofreció a un Frank Zappa de 24 años grabar una cinta de audio con contenido sexual para una fiesta. Como una actuación es una actuación, el músico aceptó y pasó una tarde con una bailarina de streaptease grabando todo tipo de sonidos en lo que parecía una forma bastante sencilla y estimulante de ganar algo de dinero.
Lo malo es que el vendedor resultó ser un agente de la brigada antivicio, que terminó acusando a Zappa de conspiración para la pornografía, mientras los agentes hacía una redada en su estudio de Cucamonga (California). Su sentencia fue de 10 días entre rejas, algo que a la larga no estuvo nada mal, pues le valió al músico para librarse de ir a Vietnam por su condición de ex-convicto.
Ozzy Osbourne ha tenido algunos momentos realmente memorables a lo largo de los años, pero uno de los más míticos en realidad nunca ocurrió. Según la leyenda, después de un concierto en febrero de 1982 en San Antonio, el autoproclamado ‘Prince of the Fucking Darkness’ profanó una de los lugares más queridos de Texas: El Alamo.
En realidad Ozzy estaba al otro lado de la carretera, a unos cuantos metros de la famosa misión y del cenotafio que conmemora la batalla que allí tuvo lugar, cuando le dio por orinar en la acera vistiendo uno de los vestidos de su por entonces novia Sharon. Por supuesto fue arrestado y acusado de intoxicación en público. Además, no pudo volver a tocar en la ciudad durante toda una década.
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