El disco que lo cambió todo. A las 10 de la mañana del lunes 11 de febrero de 1963, George
Harrison, Paul McCartney, John Lennon, Ringo Starr y el ingeniero de
sonido George Martin comenzaron a grabar Please, please me,el primer LP de The Beatles, en los estudios de EMI en Londres.
A las 19.45, tras tres sesiones y dos descansos, daban por finalizado
el trabajo. Les bastaron 585 minutos para registrar el álbum que
cambiaría la música popular. El “1,2,3,4” de McCartney en I saw her standing there sirve para mucho más que para comenzar el disco. Da comienzo a la década y a la música tal y como la conocemos…
Please, please me no es el mejor álbum de los Beatles, pero
sí el más importante. Esas 14 canciones son la piedra angular sobre la
que se asienta la mayor parte de lo que ha pasado después en el rock. Su
éxito fue enorme, pero no inmediato. El disco se publicó el 22 de marzo
y llegó al número uno en Reino Unido el 11 de mayo. Allí permaneció 30
semanas, solo pudo desbancarle su continuación, With The Beatles. En ese periodo, de mayo a diciembre de 1963, nació la beatlemania.
No solo significaba adolescentes gritonas. A la industria ese triunfo
le enseñó unas cuantas cosas. Para empezar, que los rockeros que
interpretaban sus propios temas eran el futuro. Aun más, alguno
reconoció que el rock era el futuro. Algo que meses antes no estaba
claro. Decca les había rechazado y la explicación que le dieron al manager del grupo fue: “Los grupos de guitarras están en declive, señor Epstein”.
A ese disco también le debemos cosas que parece que siempre
estuvieron aquí. Por ejemplo, ¿quién estableció que un grupo de rock
eran dos guitarras eléctricas, bajo, batería y voz? Por supuesto que
antes de ellos había cuartetos. Pero también tríos, quintetos, sextetos,
big bands y, sobre todo, solistas. El rock era cosa de
solistas: Elvis, Bill Halley, Little Richard... La formación que ha
utilizado la mayoría de las bandas desde entonces, de The Kinks a Sonic
Youth, no fue fijada hasta que los Beatles triunfaron. Ellos enseñaron a
los chavales que querían hacer rock cómo hacerlo.No está mal teniendo
en cuenta que en 1963 el mayor, Ringo, tenía 22 años. Pero es que cuando
les contrataron, dos años antes, de rebote para tocar en un club de
Hamburgo, el más joven, George Harrison, tenía 17, y tuvo que mentir en
la frontera alemana para que le dejaran entrar.
El mítico periodo de Hamburgo. Aquellos muchachitos, intentos de rockers, se hicieron músicos, y hombres, tocando frente a marineros borrachos en clubes de striptease
de la ciudad portuaria alemana. Ocho horas cada noche, sin parar. En su
primera visita durante casi dos meses. Fueron como aficionados y
volvieron como profesionales capaces de afrontar cualquier imprevisto.
Aprendieron los trucos, se crearon una personalidad y una imagen. Se
endurecieron lo suficiente como para superar la muerte de uno de sus
fundadores, Stu Sutcliffe, y sustituir a Pete Best, su batería, sin
temblar.
Cuentan que cuando volvían a Liverpool y actuaban en The Cavern, el
público alucinaba con los cambios. Para ellos habían sido progresivos,
pero sus amigos los experimentaban de golpe. Allí les vio por primera
vez Brian Epstein. Flipó: “Quedé impresionado de inmediato por su
música, su ritmo y su humor”. A partir de ahí, el resto es Historia. Con
mayúscula. (Fuente: Iñigo López Palacios - El País).
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