sábado, 14 de diciembre de 2013

Noticias (Reseteando la actualidad) 

El disco que lo cambió todo. A las 10 de la mañana del lunes 11 de febrero de 1963, George Harrison, Paul McCartney, John Lennon, Ringo Starr y el ingeniero de sonido George Martin comenzaron a grabar Please, please me,el primer LP de The Beatles, en los estudios de EMI en Londres.
A las 19.45, tras tres sesiones y dos descansos, daban por finalizado el trabajo. Les bastaron 585 minutos para registrar el álbum que cambiaría la música popular. El “1,2,3,4” de McCartney en I saw her standing there sirve para mucho más que para comenzar el disco. Da comienzo a la década y a la música tal y como la conocemos…
Please, please me no es el mejor álbum de los Beatles, pero sí el más importante. Esas 14 canciones son la piedra angular sobre la que se asienta la mayor parte de lo que ha pasado después en el rock. Su éxito fue enorme, pero no inmediato. El disco se publicó el 22 de marzo y llegó al número uno en Reino Unido el 11 de mayo. Allí permaneció 30 semanas, solo pudo desbancarle su continuación, With The Beatles. En ese periodo, de mayo a diciembre de 1963, nació la beatlemania. No solo significaba adolescentes gritonas. A la industria ese triunfo le enseñó unas cuantas cosas. Para empezar, que los rockeros que interpretaban sus propios temas eran el futuro. Aun más, alguno reconoció que el rock era el futuro. Algo que meses antes no estaba claro. Decca les había rechazado y la explicación que le dieron al manager del grupo fue: “Los grupos de guitarras están en declive, señor Epstein”.
A ese disco también le debemos cosas que parece que siempre estuvieron aquí. Por ejemplo, ¿quién estableció que un grupo de rock eran dos guitarras eléctricas, bajo, batería y voz? Por supuesto que antes de ellos había cuartetos. Pero también tríos, quintetos, sextetos, big bands y, sobre todo, solistas. El rock era cosa de solistas: Elvis, Bill Halley, Little Richard... La formación que ha utilizado la mayoría de las bandas desde entonces, de The Kinks a Sonic Youth, no fue fijada hasta que los Beatles triunfaron. Ellos enseñaron a los chavales que querían hacer rock cómo hacerlo.No está mal teniendo en cuenta que en 1963 el mayor, Ringo, tenía 22 años. Pero es que cuando les contrataron, dos años antes, de rebote para tocar en un club de Hamburgo, el más joven, George Harrison, tenía 17, y tuvo que mentir en la frontera alemana para que le dejaran entrar.
El mítico periodo de Hamburgo. Aquellos muchachitos, intentos de rockers, se hicieron músicos, y hombres, tocando frente a marineros borrachos en clubes de striptease de la ciudad portuaria alemana. Ocho horas cada noche, sin parar. En su primera visita durante casi dos meses. Fueron como aficionados y volvieron como profesionales capaces de afrontar cualquier imprevisto. Aprendieron los trucos, se crearon una personalidad y una imagen. Se endurecieron lo suficiente como para superar la muerte de uno de sus fundadores, Stu Sutcliffe, y sustituir a Pete Best, su batería, sin temblar.
Cuentan que cuando volvían a Liverpool y actuaban en The Cavern, el público alucinaba con los cambios. Para ellos habían sido progresivos, pero sus amigos los experimentaban de golpe. Allí les vio por primera vez Brian Epstein. Flipó: “Quedé impresionado de inmediato por su música, su ritmo y su humor”. A partir de ahí, el resto es Historia. Con mayúscula. (Fuente: Iñigo López Palacios - El País).


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