jueves, 8 de octubre de 2020

 Música y Cine (La cara oculta) 

Es una fotografía bitonal en la que aparecen dos figuras humanas y al fondo un molino de viento. Impresos, el nombre del grupo Pink Floyd y la explicación de que se trata de la banda sonora de la película More . Esto es más o menos lo que se puede ver en la carátula del álbum publicado por la gloriosa banda británica en 1969, un disco que recoge la música que compuso para el primer filme que dirigió Barbet Schroeder el mismo año.

More es una obra peculiar en la carrera discográfica y como grupo de Pink Floyd, y refleja la atipicidad de todo el proyecto. El año pasado se celebró medio siglo del estreno de una película rodada en 1968 en la isla de Ibiza a toda velocidad, casi en la clandestinidad y con Klaus Grünberg y Mimsy Farmer como protagonistas y con Néstor Almendros como director de fotografía.

Contaba hace un año el propio Schroeder (El misterio Von Bülow, etc), rememorando aquel tour de force, que trabajar con la mítica banda de rock progresivo y psicodélico “resultó muy fácil; me gustaban mucho, era mi grupo favorito. En enero de 1969 les llame por teléfono a Londres; conocían muy bien Formentera, donde habían estado durante el verano de 1968; les envié la película en 35 mm., les gustó, me fui a Londres y en una pocas semanas de un trabajo muy intenso compusieron los temas y se realizó la grabación de la música”.

Efectivamente, diversos integrantes de la banda –y algunos amigos de su entorno– habían estado en 1967 y 1968 en la más pequeña de las Pitiusas, y se quedaron prendados de ella. Entre los íntimos de su círculo se encontraba Aubrey Powell Po , el diseñador y fotógrafo que junto a Storm Thorgeson estaba detrás Hipgnosis, revolucionaria agencia de diseño gráfico... y autora de algunas carátulas legendarias del rock, incluidas buen número de las de Pink Floyd.

Y fue precisamente Po –con casa en Formentera durante décadas– el autor de la fotografía que aparece en la portada del álbum: el Molí d’en Teuet datado del siglo XVIII, situado en Sant Ferran y considerado el primer molino de viento de la isla, donde se rodó una de la escenas más memorables de la cinta, en alegoría psicodélica al Don Quijote. (Fuente: La Vanguardia).

 


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