En 1982 el cine británico dio la campanada en todo el mundo con Carros de fuego, la
 rivalidad y amistad entre dos atletas -uno judío y otro cristiano 
devoto- que compitieron bajo la bandera de Reino Unido en los Juegos 
Olímpicos de 1924. Tras un tormentoso estreno por el festival de Cannes 
de 198, la película explotó en taquilla y llegó a ganar cuatro premios Oscar, incluidos
 los de mejor película y mejor banda sonora, para la inolvidable 
partitura de Vangelis. En el reparto se mezclaron varias generaciones de
 intérpretes: desde veteranísimos, como John Gielgud o Lindsay Anderson,
 a actores en su mejor momento (como Brad Davis, Alice Krige o Ian 
Holm), y lanzó la carrera de sus dos protagonistas: Ian Charleson y Ben 
Cross. Ambos venían del teatro, y se convirtieron en estrellas de la 
pantalla. Charleson moriría en 1990, a los 40 años, dejando tras de sí 
sus trabajos en Gandhi, Greystoke y justo tras hacer un enorme Hamlet en
 los escenarios. Ben Cross siguió trabajando, y acumuló un enorme 
currículo que se ha cortado este martes abruptamente en Viena tras 
acabar hace solo 10 días The Devil’s Light, una nueva película de posesiones terroríficas de Daniel Stamm, el director de El último exorcismo.
 Cross ha fallecido a los 72 años tras una rápida enfermedad según ha 
anunciado su hija en Facebook, que no ha concretado su dolencia.
Cross era un apasionado de la actuación. Londinense de familia obrera, 
con 12 años Harry Bernard Cross ya encarnó a Jesucristo en una obra 
escolar. Con 15 dejó el colegio y se puso a trabajar. Hizo de todo: 
limpiacristales, carpintero, camarero... hasta que a sus 22 años le 
aceptaron en la Royal Academy of Dramatic Arts (RADA). Se graduó con 
premio Vanbrugh incluido, y debutó poco después, en 1977, en el cine, en
 la megaproducción bélica Un puente lejano. Un año más tarde 
entró en la Royal Shakespeare Company. Ya había cimentado su prestigio 
en los escenarios cuando logró la fama al encarnar al abogado Billy 
Flynn en Chicago.
Entre sus películas y series destacan La ciudadela (1983), Pabellones lejanos (1984), Atracción letal (1985), El primer caballero (1995) -con Richard Gere y Sean Connery-, 20.000 leguas de viaje submarino (1997), La Biblia: Salomón (1997), El exorcista: el comienzo (2004), Star Trek (2009) o Guillermo y Kate: una historia real
 (2011), en la que encarnó al príncipe Carlos. A Cross siempre le 
llamaron para papeles de mucho físico, militares, policías, 
criminales... y en los últimos años, al vivir en Sofía -de donde es 
Deyana Boneva, su tercera y última esposa-, participó en varias 
películas búlgaras. Solo en pocas ocasiones pudo lucir su talento 
interpretativo, y una de esas fue El último viaje de Robert Rylands (1996).
De Ben Cross aún quedan películas por ver. Además de tres proyectos en preproducción, y de la recién finalizada The Devil’s Light, el actor ha dejado acabada la comedia romántica de Netflix Last Letter from Your Lover, con Shailene Woodley y Felicity Jones. (Fuente: El País).
 

 
Descanse en paz Ben Cross.
ResponderEliminarQue la tierra le sea leve
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