Desarrollada a lo largo de seis capítulos de aproximadamente una hora de duración, Wild Wild Country (2018)
 destapa la historia de la secta de los Rajneeshees a su paso por 
Oregón. Un culto liderado por Bhagwan Shree Rajneesh (rebautizado luego 
como OSHO) que recaló en una zona despoblada de ese estado (el pueblo de Antelope apenas contaba con 40 habitantes) para 
materializar el sueño de construir una ciudad-utopía para todos sus 
fieles. Lo que se encontró, sin embargo, fue la oposición lacerante de 
sus vecinos locales y estatales que observaron la llegada de miles de 
feligreses con temor y recelo. 
Esta serie documental dirigida por los hermanos Maclain y Chapman Way se encuadra, tanto en la 
manera de narrar como en la estructura del suministro de información, en
 el subgénero del true crime; aunque no haya aquí ninguna 
investigación alrededor de la silueta difusa de un cuerpo asesinado sino
 un relato disparatado y perturbador, construido sobre la base de varios
 de los ingredientes más codiciados para el guionista de ficción 
(sectas, amor libre, bioterrorismo, batallas judiciales, FBI, armas, 
rancheros de la América profunda y un sinfín de piruetas impensables), 
llegando hasta el punto de presentar hechos e imágenes tan inverosímiles
 que la duda sobre su veracidad relampaguea en el raciocinio de quien 
observa.
Este relato documental es el mas demencial y fascinante de la temporada y la primera sensación televisiva de este 2018.
Este relato documental es el mas demencial y fascinante de la temporada y la primera sensación televisiva de este 2018.
 

 
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