lunes, 26 de octubre de 2015

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Un dato es suficiente para dejar constancia del lugar ocupado por Maureen O'Hara en el parnaso cinéfilo: fué la favorita de John Ford. Irlandesa, pelirroja y de armas tomar, como le gustaban las mujeres al maestro de los maestros del Hollywood clásico, Maureen O' Hara falleció el pasado sábado por causas propias de su avanzada edad. Parece ser que su familia, puesta a rendirla un último tributo al punto de producirse el óbito, comenzó a escuchar la música de 'El hombre tranquilo' (John Ford, 1952), su melodía preferida en justa correspondencia a la gloria que le procuró este filme.
Actriz antes que estrella -y actriz de carácter en toda la extensión de la palabra, hay que insistir-, lo cierto es que fue mucho más que la irlandesa favorita de Ford. Para el mismo maestro dio vida a una galesa de la talla de la Angharad de la inolvidable '¡Qué verde era mi valle!' (1941). Para Alfred Hitchcock incorporó a inglesas como la Mary de 'La posada Jamaica' (1939) y para Jean Renoir a francesas como la Louise Martin de 'Esta tierra es mía' (1943). Su filmografía es pródiga en obras maestras. Sin embargo, fue tanta su sintonía con Ford que Maureen O'Hara ha pasado a la historia del cine como la mujer por excelencia de su universo. Lo fué hasta el punto de que siempre le unió una fraternal amistad al gran John Wayne, encarnación por antonomasia del héroe de Ford.
Nacida en Milltown (Irlanda) el 17 de agosto de 1920 con el nombre de Maureen FitzSimmons, su madre -Marguerita Lilburn FitzSimons- era una reconocida actriz y cantante de ópera. Nada más lógico que la temprana vocación de su hija. Apenas tenía 15 años cuando pisó profesionalmente un escenario por primera vez. Aunque se le brindó la oportunidad de cantar ópera en el Abbey Theater -el teatro nacional de Irlanda-, la joven se decidió por la pantalla inglesa. Corría 1938 cuando, a las órdenes de Alex Bryce, recreó a la Eileen O'Shea del musical My Irish Molly. Descubierta en aquellas secuencias por el gran Erich Pommer -el mítico productor del expresionismo alemán -ya exiliado por el antisemitismo desatado en su país-, éste no dudó en contratarla como 'paternaire' de Charles Laughton en 'La posada de Jamaica', la última cinta del Hitchcock inglés.
La química entre la pareja hizo historia. Ya en Hollywood, al que llegaron en esa diáspora de grandes cineastas europeos que cruzaron el Atlántico huyendo de guerra que amenazaba al Viejo Continente, Laughton y Maureen protagonizaron 'Esmeralda la zíngara' (William Dieterle, 1939), una de las más celebradas adaptaciones de 'El jorobado de Nuestra Señora' (1831), la inmortal novela de Víctor Hugo. Fué entonces cuando la actriz lució, con toda la grandeza del Technicolor, su legendaria melena pelirroja. También fué entonces cuando conoció a John Wayne. Después de llevarle a casa durante una borrachera, nació entre ellos su célebre amistad.
Sin embargo, lo que verdaderamente cuenta para la historia del cine es su proverbial creación de Angharad en su primera colaboración con Ford, a quien conoció en los ambientes irlandeses de Hollywood. Después llegó la Lady Margaret Denby de 'El cisne negro' (Henry King, 1942), su primer filme de piratas. Dentro de tan delicioso género incluso tuvo oportunidad de recrear a una española, la condesa Francisca de 'Los piratas del mar Caribe' (1945), del gran Frank Borzage. Muy dada a la parodiar su propio carácter, un año antes había tenido oportunidad de hacerlo por primera vez en 'Las aventuras de Buffalo Bill' (William A. Wellman, 1944).
Nacionalizada estadounidense en 1946, tres años después protagonizaba para el gran Nicholas Ray 'Un secreto de mujer'. Aunque ya había vuelto al western en cintas como Orgullo comanche (George Sherman, 1950), con Ford, el poeta del género, lo visitó por primera vez en 'Río Grande' (1950), tercera entrega de la trilogía de la caballería del maestro. Aquella también fue la primera vez que se la vio en una pantalla junto a Wayne, maravilla que alcanzaría el paroxismo en 'El hombre tranquilo', todo un canto a la arcadia irlandesa del cineasta. 'Cuna de héroes' (1955) y la conmovedora 'Escrito bajo el sol' (1957) completan las colaboraciones entre la actriz y el maestro.
Aunque a partir de los años 60 su filmografía se redujo considerablemente, Maureen O'Hara se mantuvo en activo hasta 2000. Estuvo casada con el productor George H. Brown, con el realizador Will Price y con el guionista Charles F. Blair. (Fuente: Javier Memba - El País).



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